viernes, 17 de abril de 2009

INÉDITAS: NO TRABAJANDO


A fines de los años '90, ya casado y con hijos, pasé por algunos períodos de desempleo, que me hicieron experimentar en carne propia algunas de las absurdas contradicciones de la lógica capitalista. Mientras familiarmente vivíamos una situación económicamente ajustada, continuamente se me machacaba que yo era él único culpable y responsable de no tener trabajo, mientras que el sistema mismo permanecía inmaculado y libre de toda culpa. Además, si debía conseguir trabajo, debía aprender a "venderme" (como quien vende un producto). Así mi posible contratación por un posible empleador se convertía en una "compra". Y todo esto me sonaba en cierto modo a prostitución. Una prostitución a la que se me invitaba a someterme a fin de conseguir ser aceptado dentro de las reglas de un sistema burgués y excluyente, con el cual nunca me he sentido identificado.

Vienen a pelo las palabras que dijera Klaus Werner, autor alemán anti-globalización, en una entrevista en enero de este año: «...aprendemos en el sistema a ser competitivos, a tener éxito. El sistema nos enseña a ser hijos de puta. Pero no aprendemos a vivir los sueños, lo que tiene un valor político. Crea autoestima. Y no necesitaríamos vestir Nike» (ver AQUÍ).

En ese entonces, luego de haber leído el magnífico libro El horror económico de Viviane Forrester (L'horreur économique, Paris 1996), donde, entre otras cosas, la autora analiza y denuncia la degradación a la que se somete a los desempleados, no solamente porque se les excluye del sistema sino también porque se les obliga a sentirse culpables de esta exclusión, en una sociedad donde hay cada vez menos puestos de trabajos, pero se hace depender el sustento de las personas y sus familias de tener un trabajo, y donde al final se consideran los valores económicos como intocables y sagrados mientras que los destinos de millones de personas se ven abocados a la ruina.

Esto me llevó a pergeñar reflexiones propias no sólo sobre el desempleo, sino también sobre la situación de quienes, aún teniendo trabajo, viven en condiciones indignas y son continuamente maltrados por el sistema y sus defensores.

Fruto de todo esto fue mi canción No trabajando. Tiene prácticamente la misma estructura que mi canción Trabajando y la melodía se deriva también de ella, aunque tiene una atmósfera más oscura y sus tonos son más desgarradores. A diferencia de Trabajando, que fue compuesta en un momento donde personalmente para mí todas las cosas estaban en su sitio, esta canción refleja más angustia y amargura, convirtiéndose en una manera de exorcisar mis fantasmas de entonces a través de preguntas abiertas lanzadas al aire con fuego y pasión.

Algunos pocos a quienes hice conocer la letra de la canción me dijeron que no ofrecía respuestas y que no les gustaba por ser demasiado negativa. A decir verdad, la canción es como las lamentaciones que proferían los profetas en el Antiguo Testamento, sin ofrecer soluciones ni respuestas, pues la denuncia y conciencia de los males presentes ya era en sí misma una oportunidad de abrirse a la esperanza y al misterio de la presencia divina en medio de situaciones tenebrosas y angustiantes. Y éste es el sentido que quise que tuviera esta canto.

En la letra he incluido apellidos muy comunes entre el pueblo peruano, para expresar mi solidaridad con los trabajadores sometidos a condiciones indignas en el trabajo. Es una canción cargada de imágenes viscerales y toscas, que buscan incomodar la conciencia aburguesada de los bienpensantes y abrir simbólicamente trocha hacia un mundo más justo y más digno. Es un himno de protesta a la vez que un llamado a hacer algo para que el mundo no siga siendo como es, pues estoy firmemente convencido de que un mundo mejor es posible.


NO TRABAJANDO

voy recorriendo la sordidez
de una tierra inhumana
llena de entrañas a flor de piel
despojadas de su alma
murió el derecho de trabajar
frunció el cerebro su humanidad
zurció el cabello su libertad
cundió el entierro de la amistad

y mientras la ideologización
va orinando su mugre
se van muriendo de inanición
mis hermanos de sangre
cayó el principio de no matar
mató la ley con impunidad
falló el recurso a la dignidad
calzó la frente su soledad

si quieres trabajo
te piden papeles
te dicen carajo
qué poco que vales
si te damos algo
serán tres metales
jornada a destajo
mejor que ya no hables

se ha decretado un silencio
para acallar algo intenso
mi voz y tu sufrimiento

mira tus manos, Acuña,
ya se quedaron sin uñas
por laborar en la cuña
te dan con una pezuña

mira tus dedos, Vallejo,
son puro hueso y pellejo
porque te hiciste tan viejo
te escupen el entrecejo

mira tu espalda, Tejada,
de trajinar tan cansada
por esperar más que nada
te la dejaron doblada

mira tu pecho, Carranza,
donde anidó la confianza
por albergar la esperanza
te acribillaron la panza

si tienes trabajo
y quieres buen sueldo
te dicen qué cuajo
regresa más luego
recoge tu saldo
y lárgate al cerro
te sales del caldo
pues quémate al fuego

se ha declarado un incendio
mi indignación sin compendio
que arrojo a los cuatro vientos

mira tu cuello, Sarmiento,
uncido a un juramento
por levantarlo un momento
te arrancan desde el cimiento

mira tu vientre, Collazos,
besándote el espinazo
por suplicar un pedazo
te rajan de un culatazo

mira tu estómago, Abanto,
espeluznado de espanto
por requerir de alimento
te azotan como un jumento

mira tu hígado, Lajos,
hinchado como un badajo
por exigir un trabajo
se te revienta de un tajo

hasta cuándo... hasta cuándo...
morirán a cuotas mis paisanos
hasta cuándo... hasta cuándo...
cortarán a crédito sus manos
hasta cuándo... hasta cuándo...
mano de obra le dirán a mis hermanos
hasta cuándo... hasta cuándo...
hasta cuándo...

Licencia Creative Commons
Esta obra de Martin Scheuch está bajo una licencia Creative Commons Atribución-SinDerivadas 3.0 Unported.

2 comentarios:

  1. Me parece muy interesante esta canción con respecto a Trabajando. No sólo se ve tu cambio de ideas sino también de tu vida espiritual. Muestra lo que lo que llevas en el corazón.

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  2. Seguirá matando la ley, pues en este país no hay derecho al trabajo, seguimos muriendo Martín, pasan los años, y en cuanto al trabajo, estamos peor, el mundo globalizado mata mas gente.

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