martes, 21 de abril de 2009

CANCIONES: PUEBLO JOVEN


Es ésta una canción fallida, que comienza relativamente bien para luego despeñarse en la trampa de la ideología religiosa y las soluciones prefabricadas que bordean el lugar común.

Compuesta a mediados de la década de los '80, quiso que fuera una canción de protesta sobre la situación en la que vivían millones de inmigrantes de las provincias en viviendas precarias en los arenales que rodean Lima. Estas concentraciones de población fueron llamadas barriadas en los años '60, más adelante pueblos jóvenes y actualmente se les conoce como asentamientos humanos. Algunos de estas poblaciones han evolucionado a través de las décadas hasta adquirir características urbanas con todos sus servicios, dando lugar incluso a nuevos distritos en la capital peruana.

Su existencia se debe a complejas causas sociales. Pero, sea como sea, eran lugares donde se vivía –y se sigue viendo– un estado de marginación social, marcado por las carencias, la injusticia y la exclusión.

En mi canción, lo que comienza siendo una denuncia expresada con rasgos poéticos que no superan la medianía, termina como una invocación a conformarse con la situación actual y dejar todo en manos de Dios. La letra parece indicar que la justicia depende de que haya una transformación de los corazones de las víctimas de un sistema injusto, o de que el corazón esté abierto a la gracia de Dios. Ahora veo esto como algo iluso, pues ¿cómo pueden cambiar un sistema sólo a través de actitudes interiores quienes no han tenido ninguna participación en su creación y son víctimas perennes de lo que otros han construido? Es como echarle la culpa a los pobres de su propia situación. Lo cual no es otra cosa que hacerle el juego al sistema capitalista y ser complíce de sus mecanismos de desigualdad y expoliación.

Además, la justicia no requiere como condición que las personas que son tratadas injustamente se transformen interiormente. La transformación del corazón por obra de la fe y del amor es un proceso imperceptible, no mensurable, pero necesario, que no se plasma directamente en estructuras justas y solidarias. Los seres humanos pueden crecer interiormente en el amor aun en medio de sistemas opresivos y manteniendo incluso una actitud conformista.

La propuesta final de la canción está plagada de clichés (como la indicación de que hay que transformar corazones para cambiar situaciones, la invocación a ser "pobres pero honrados", la proclamación de que Dios saciará no sólo el hambre de Él sino también el hambre de pan), provenientes de una ideología religiosa y no de la experiencia concreta, tal como se da en la vida real. La canción no llega así a tocar el fondo de las situaciones de pobreza e injusticia, y se convierte finalmente en un llamado al conformismo, una exhortación a continuar trabajando por unos magros ingresos en la misma situación, pero con los ojos vueltos con esperanza hacia Dios. El cual, como yo mismo lo he experimentado en carne propia, quiere más bien de nosotros que arriesguemos el pellejo por lo que realmente vale la pena, estemos dispuestos a relativizar nuestros privilegios y a comprometernos valientemente por cambiar todo lo que atenta contra la dignidad de los seres humanos, en particular de los más necesitados.

Esta canción refleja el interés por lo social que siempre he querido transmitir en mis canciones, pero en este caso se presenta filtrado por una ideología religiosa conservadora, que yo por entonces compartía. Mi compromiso de fe y mi opción por el cristianismo, tal como lo ha transmitido la Iglesia católica, han sido para mí punto de apoyo y sustento cuando he tenido que romper el cascarón que me constreñía.

De todos modos, aun cuando juzgo esta canción como fallida –pues considero que musical y textualmente no vale mucho–, transcribo aquí su letra, como testimonio de un momento de mi evolución creativa.


PUEBLO JOVEN

Arena, casas de esteras,
viento soplando miseria,
hombres fuera de sus tierras
ansiando justicia en la espera.

Hambre de pan, sufrimiento,
sin suficiente sustento,
de niños un cruel lamento
que araña los pasos del tiempo.

La muerte, animal funesto
que a veces llega a los nuestros
en males y enfermedades
que no perdonan edades.

Hay gente que tiene tanto
para pasarlo estupendo,
pero no están ayudando
a los que estamos sufriendo

Siempre hay razones para esperar,
pues no hay mal que dure una eternidad...
¡pueblo joven dueño de tu tierra,
pueblo joven tejido de historia,
de labor y dignidad!


Clamor con voz de destierro,
miradas que alzan el vuelo:
"Padre que estás en el cielo,
¿por qué es que sufre mi pueblo?

¿Acaso existen motivos
para echarnos al olvido?
Tristes miradas de niños
de nuestro dolor son testigos."

Y dijo Dios con tristeza:
"El mundo es un mar de tinieblas,
desde que el hombre quisiera
pecar contra mi con fiereza.

El mal nace de las almas,
del corazón que no ama;
si acaso quieren justicia,
abran su dolor a mi gracia."

Siempre hay razones para esperar,
pues no hay mal que dure una eternidad...
¡pueblo joven dueño de tu tierra,
pueblo joven tejido de historia,
de labor y dignidad!


Haremos cuanto podamos
de lo que Cristo ha enseñado,
transformando corazones
para cambiar situaciones.

Trabajaremos, hermanos,
pobres pero siendo honrados,
sin violencia en nuestras manos
y Dios que es Amor muy cercano.

Siempre hay razones para esperar...
y ahora hay mas que Cristo será
el Señor y Dueño de tu tierra,
Redentor que conduce tu historia...
¡saciará tu hambre de pan!
¡saciará tu hambre de Dios!

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