miércoles, 17 de octubre de 2012

CARTA A UN AMIGO DESCONOCIDO


Varias de las reflexiones sobre la música de Takillakkta –y de la Familia Sodálite en general– que he vertido en este blog, las venía madurando ya desde los años '90, y no obstante los esfuerzos que hice para comunicárselas a los responsables del área de evangelización a través de la música del Sodalitium Christianae Vitae, fueron en su mayoría ignoradas sistemáticamente. Es así que, viviendo ya en Alemania, le escribí un e-mail a Eduardo Gildemeister, cantautor católico, viejo conocido mío aunque nunca llegamos a cultivar una verdadera amistad, también vinculado al Sodalitium, fallecido tristemente el 17 de julio de 2010.

Transcribo aquí las inquietudes que le manifesté y su respuesta, que constituye un verdadero testimonio de su honestidad y su valor humano.
__________________________________________________

Asunto: CARTA A UN AMIGO DESCONOCIDO
De: Martin Scheuch (martinscheuch@yahoo.com.mx)
Para: eduardogildemeister@hotmail.com; egildemeister@aweberbauer.edu.pe
Fecha: Martes 5 de octubre de 2004 16:46

Querido Lalo:

Sé que hace tiempo que no sabes nada de mí. Me he acordado de ti porque he leído las letras de algunas de tus canciones en Internet. Contrariamente a lo que algunos piensan, he seguido componiendo. Mis canciones se han hecho cada vez más complejas y van engarzadas a acontecimientos que me afectan o que afectan a amigos cercanos. Pienso que son mejores que las que compuse en mi primera etapa. Lamentablemente, los órganos correspondientes del SCV [Sodalitium Christianae Vitae] no están dispuestos a hacer públicas estas canciones, pues no parecen ser compatibles con la idea de evangelización a través de la música que se ha asumido, y que, a mi parecer, sólo está fomentando la creación de canciones adoctrinadoras, bonitas (no bellas), de mediocre calidad musical y poética. Si te animas a conversar conmigo sobre esto, podrías indicarme tu número de teléfono y yo te llamo. Mientras tanto, sigo incrementando de a pocos el número de mis canciones, a la espera de que algún día puedan difundirse dignamente, sin pasar por la vergüenza de cambios inconsultos que, por más pequeños que sean, pueden arruinar la estructura poética de un texto, donde la elección de una sola palabra puede durar varios días.

Espero que te animes a contestarme este e-mail. Me gustaría saber tus impresiones al respecto. [...]

Un abrazo,

Martin
__________________________________________________

Asunto: RE: CARTA A UN AMIGO DESCONOCIDO
De: Eduardo Gildemeister (egildemeister@aweberbauer.edu.pe)
Para: martinscheuch@yahoo.com.mx
Fecha: Martes 5 de octubre de 2004 17:26

Hola, Martín, mira qué coincidencia de Dios. Hoy que es mi cumpleaños recibo tu e-mail, ¿y será un regalo más de la Providencia? Me alegra mucho saber de ti, que sigues componiendo, y de tus reflexiones. Ciertamente comparto contigo lo que se refiere al tema confesional de lo producido por ICTYS [Instituto Cultural Teatral y Social, una entidad vinculada al SCV] o las personas que de alguna manera llevan adelante este proyecto. Parte del problema es que no saben cómo es la cuestión del mundo, es decir, no tienen la vivencia de “andar a pie”, por decirlo de alguna manera; y desde una sola perspectiva se quiere manejar el asunto y se pretende entendido. Tampoco hay una actitud de apertura para aprender y arriesgarse; todo aprendizaje, toda pregunta implica un riesgo que no siempre se quiere tomar.

Comparto también contigo en que parte de esta línea evangelizadora ha levantado cantos de pobre calidad artística y/o musical que sin embargo han salido grabados y en los cuales se ha invertido tiempo, dinero y difusión. Creo que el valor de cantar lo cotidiano, lo que se vive a diario desde una perspectiva de sensibilidad y de fe, enriquece grandemente a la persona y trasciende en su vida. En fin, tenemos mucho por hacer. Conversemos y me alegra mucho saber de ti.

Gracias por acercarte.

Un fuerte abrazo

Lalo
__________________________________________________

Lamentablemente, estas conversaciones prometidas nunca llegaron a concretarse en la realidad. Eduardo tenía un carácter muy reservado, y muchas de sus iniciativas y proyectos se quedaron en el plano de las intenciones. Nunca más volví a comunicarme con él. Cuando me enteré de que había muerto, le compuse una canción que me salió del alma, rememorando el estilo que él tenía al componer. Y escribí un e-mail a varios amigos, expresando lo que él había significado para mí personalmente, la huella que había dejado en mí su breve paso por la vida.
__________________________________________________

De: Martin Scheuch (martinscheuch@yahoo.com.mx)
Fecha: Sábado 7 de agosto de 2010 15:19
Asunto: LALO GILDEMEISTER

Hola a todos:

Quisiera recordar aquí a a ese hombre íntegro que fue Eduardo Gildemeister. Sentí mucho saber que había fallecido tan repentinamente. Recuerdo todavía cuando éramos jóvenes y vibrábamos con las canciones que nosotros mismos componíamos. Tengo que reconocer que las ideas que tuvo Lalo en torno a la Nueva Gesta influyeron en mi manera de componer canciones, abriéndoseme nuevos horizontes musicales y –por qué no– poéticos. Yo por ese entonces –la primera mitad de los '80– componía cancioncillas religiosas con un evidente mensaje ideológico y doctrinal. Los rumbos que tomó Lalo desde un principio me llevaron a enrumbarme hacia canciones todavía cargadas de sentimiento religioso, pero con melodías menos ligadas a lo folklórico y textos poéticos llenos de simbolismos sugerentes, dando como resultado canciones más profundas y vitales –y más ligadas a mi experiencia personal–. Sin esa influencia, canciones como Trabajando, El pueblo que canta (mal titulada Takillakkta), Viento en Ayacucho y Santo Toribio y el dragón no hubieran sido posibles. Es una pena, pero nunca llegamos a compartir escenario juntos, ni siquiera en la época en que yo era todavía integrante de Takillakkta. Y es una lástima también que el proyecto de la Nueva Gesta quedara sólo en ideas, y nunca llegara a formarse una verdadera corriente de cantautores que consideraran la fe como un elemento esencial de la existencia. Ya no tendré la oportunidad de sentarme a conversar con él como un viejo amigo, o para profundizar una amistad que nunca fue cercana, aunque yo así lo hubiera querido.
__________________________________________________

Descansa en paz, viejo amigo desconocido. Te agradezco de todo corazón por esas breves palabras de apoyo que hace tanto tiempo me enviaste. Las guardo como un tesoro en mi memoria. Hasta que llegue el día en que podamos por fin cultivar la amistad que nos fue esquiva en este mundo, y podamos hilvanar historias juntos, unidos en una misma melodía y un mismo cantar. Mientras tanto, quedo yo en esta tierra lejana como un trovador solitario que tiene una guitarra rota en el alma y la necesidad urgente de dar testimonio, a traves de su vena poética, de lo que ha vivido, lo que ha sufrido y lo que ha gozado, para mayor gloria de Dios que es Amor.