lunes, 23 de marzo de 2009

CANCIONES: 1492


Ya en un post anterior hablé sobre mi canción Semillas del Verbo, indicando las razones por las cuales renegaba de ella: su exaltación de lo español católico en términos positivos, contrapuesto a lo indígena descrito con categorías negativas, además de su glorificación de lo mestizo por razones puramente ideológicas.

Ello no implica de mi parte una valoración negativa del proceso de evangelización de América Latina, ni tampoco una negación de los aspectos oscuros de las religiones originarias de América, sin por ello menospreciar la cultura indígena, tan humana y valiosa como cualquier expresión humana.

Tengo otras canciones que proclaman con alegría los logros de la evangelización, sin caer en los defectos de Semillas del Verbo, entre ellas Evangelización, Santa María de América Latina, Santo Toribio y el dragón, las inéditas Cristóbal, Estrella de la evangelización y la que ahora nos ocupa.

En ellas se habla de misioneros y santos, comprometidos con la fe y dedicados a una labor evangelizadora, muchos de ellos de origen hispánico, sin caer en esa contraposición odiosa que presenta lo hispánico como luminoso en contraposición a lo índigena, descrito con rasgos puramente negativos. Las luces y sombras de la existencia humana no conocen fronteras, y se hallan presentes tanto en lo hispánico como en lo indígena.

1492 es una de la canciones más alegres que he compuesto, con una letra ligera, adecuada al tono festivo de la pieza. ¿Que le falta profundidad? Pues sí. Pero eso no es problema en una canción pensada principalmente para celebrar, no para reflexionar ni ahondar sobre el complejo proceso de la conformación del catolicismo latinoamericano. Busca ser alegría pura, por más que las estrofas sean lugares comunes que reflejan una visión idealizada de los acontecimientos narrados. ¡Qué más da! También esto tiene su lugar en la vida del común de los mortales. Sólo hay que dejarse contagiar por la música. ¡A gozar se ha dicho!


1492

Cuando Cristóbal Colón
descubrió este continente,
se inició la historia de la evangelización.

Bendito descubridor
de la tierra americana,
Nuevo Mundo que esperaba a Cristo Redentor.

Cruzando las carabelas
el mar bajo las estrellas,
llegaron a nuestras tierras
y dejaron hondas huellas
en la historia americana
de la evangelización.

España fue la elegida
para llevar el Evangelio
a los hombres de piel de bronce
que anhelaban al Señor.

Con santidad y heroísmo
fue forjada por misioneros
esta gloriosa gesta guiada
por la Virgen del Pilar.

Año noventa y dos
del lejano siglo quince,
despuntó en nuestro horizonte la luz de la fe.

En el día del Pilar,
un bello doce de octubre,
nos llegó la Buena Nueva de Cristo Jesús.

Enseñando y predicando
con la palabra y ejemplo,
florecieron nuestros santos,
evangelizando al indio,
negro, criollo y mestizo,
en la fe en nuestro Señor.

Esta es la herencia que nos dejaron
los que forjaron nuestra historia:
¡unamos nuestras fuerzas
para seguir la labor!

¡Hermano latinoamericano,
con el corazón en la mano,
trabajemos unidos
por la reconciliación!

Licencia Creative Commons
Esta obra de Martin Scheuch está bajo una licencia Creative Commons Atribución-SinDerivadas 3.0 Unported.

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