viernes, 22 de mayo de 2009

INÉDITAS: CIUDADANO DE LOS REINOS MALDITOS

Escena final del film El más allá (Lucio Fulci, 1981)

Ésta es definitivamente la primera canción que compuse buscando seguir el principio de la Nueva Gesta de Eduardo Gildemeister referente a no hacer menciones explícitas de contenidos de fe en la letra, a la vez que se busca transmitir un mensaje cargado de significado religioso. El tema central no es otro que la nostalgia de Dios inherente a la condición humana. Refleja también mucho de mi mundo interior, sobre todo en esa época, desgarrado en un torbellino de luces y sombras y siempre anhelando una belleza imperecedera.

El tema fue en parte inspirado por el poema La sangre de José María Eguren, uno de los mejores poetas peruanos que jamás haya habido, cuyos poemas, por lo general breves y muy musicales, nos remiten a un mundo onírico, cargado de múltiples significados. Transcribo aquí esta hermosa pieza de concisa poesía.


LA SANGRE (José María Eguren)

El mustio peregrino
vió en el monte una huella de sangre:
la sigue pensativo
en los recuerdos claros de su tarde.

El triste, paso a paso,
la ve en la ciudad, dormida, blanca,
junto a los cadalsos,
y al morir de ciegas atalayas.

El curvo peregrino
transita por bosques adorantes
y los reinos malditos,
y siempre mira las rojas señales.


La canción Ciudadano de los reinos malditos me sirvió a la vez como fuente de inspiración para componer Trabajando.

He aquí, pues, la letra de esta canción que compuse por necesidad de cantarle a la esperanza sumergido en la ambigüedad de mi propia existencia humana.


CIUDADANO DE LOS REINOS MALDITOS

Ciudadano de los reinos malditos,
anochece en crepúsculo interior.
La nostalgia por una paz perdida
te rompe las entrañas en negra soledad.
Yo te anuncio que existe la esperanza,
que tus ansias podrán ya ser saciadas,
que la aurora desgarra las tinieblas
y florece la luz de las estrellas
y tu sangre andará por nuevas rutas,
sembrando simientes de paz.

Hay vientos en tu historia
con rumores de gloria:
cumple tu trayectoria,
arde en fuego de amor.

Crecerán las espigas,
llegará un nuevo día,
morirá la mentira
de un mundo sepulcral.

El invierno de tantas agonías
ya no oculta tu rostro interior
y tu carne mordida por las penas
renace en primavera de reconciliación.
Tu silencio es un árbol fecundado
con el agua viva de la montaña
y en tu pecho sediento de infinito
arde la luz del misterio encontrado
y la sangre rebelde de tus venas
luchará por un mundo de paz.

Toma tu puesto, hermano,
corre por los caminos
florecidos de estrellas
y grita con tu ser:

¡Dueño del horizonte,
alfarero del tiempo,
constructor de ideales,
has saciado mi sed!

Licencia Creative Commons
Esta obra de Martin Scheuch está bajo una licencia Creative Commons Atribución-SinDerivadas 3.0 Unported.

1 comentario:

  1. Hermosa canción, Martín.
    No la voy a comentar, solo compartirte que me ha llegado al corazón y ha alimentado mi esperanza en medio de los propios conflictos existenciales.
    Un abrazo y que Dios te bendiga.

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